Los influencers han evolucionado de ser simples figuras mediáticas a convertirse en piezas clave en las estrategias de marketing de numerosas marcas. Su capacidad para moldear la percepción pública puede ser tan poderosa como delicada, lo que subraya la necesidad de gestionarlos con cautela.
Como CEO de empresas con múltiples marcas, mi experiencia me ha demostrado que una declaración desafortunada o un comportamiento inapropiado por parte de un influencer puede desatar una crisis que se propaga rápidamente. En cuestión de horas, lo que podría haber sido un incidente aislado puede transformarse en una tormenta mediática, amenazando la confianza que nuestros clientes han depositado en nosotros.
Es fundamental, por tanto, contar con un plan de contingencia bien estructurado. Este plan debe contemplar no solo un protocolo de comunicación interno, sino también una guía que detalle los pasos a seguir ante diferentes escenarios de crisis. Tener claridad sobre quién es responsable de cada aspecto de la crisis, así como un registro de respuestas previas, es esencial para mantener la coherencia en nuestra comunicación.
Cuando una crisis se presenta, el primer paso es recabar información. Es primordial contactar al equipo del influencer involucrado para comprender la magnitud y el contexto de la situación. A partir de esta evaluación, debemos diseñar una respuesta que sea rápida, objetiva y transparente. Cada crisis tiene sus particularidades, por lo que es vital realizar un análisis exhaustivo antes de actuar. Aunque la inmediatez es esencial, es igualmente importante evitar reacciones impulsivas que puedan intensificar el problema. En este sentido, un equipo de redes sociales bien entrenado se convierte en nuestra primera línea de defensa, encargado de monitorear y gestionar las reacciones en tiempo real para mitigar los daños.
El monitoreo constante de la situación es igualmente crucial. Mantener una comunicación fluida con nuestro equipo de análisis nos permitirá evaluar cómo está afectando la crisis la percepción de nuestra marca. Utilizar herramientas que midan el índice de satisfacción del cliente y analicen el sentimiento del público es vital para identificar cuándo comenzamos a recuperar la confianza de nuestros consumidores. Este enfoque nos brinda información valiosa sobre cómo nuestras acciones son percibidas y nos ayuda a ajustar nuestra estrategia de respuesta según sea necesario.
No obstante, la mejor estrategia es siempre la prevención. Antes de establecer cualquier colaboración, es importante investigar a fondo la autenticidad y los posibles riesgos asociados con el influencer. Establecer expectativas claras y fomentar una relación de confianza desde el principio puede ayudarnos a evitar problemas en el futuro. Si logramos alinear nuestros valores con los de nuestros socios, estaremos mejor preparados para manejar cualquier contratiempo que pueda surgir.
Si tu marca aún no cuenta con un plan de gestión de crisis para influencers, este es el momento de actuar. Estar preparado te permitirá gestionar cualquier situación de forma efectiva y proteger la reputación que tanto esfuerzo te ha costado construir.